El salario mínimo en México ha sido objeto de intensos debates y ajustes a lo largo de las décadas. Analizar su evolución, impacto social y económico, así como los argumentos en torno a sus incrementos, permite comprender su relevancia en el bienestar de los trabajadores y la economía del país.
Historia del salario mínimo en México
El origen legal del salario mínimo en México se remonta a la Constitución de 1917, donde se estableció como un derecho laboral básico en el Artículo 123. Esta medida surgió como respuesta a las presiones sociales generadas por las profundas desigualdades económicas y la necesidad de proteger al trabajador ante los abusos del mercado laboral. Inicialmente, los salarios mínimos se fijaban de manera local y variaban considerablemente de una región a otra, ajustándose apenas a las necesidades básicas de subsistencia.
Durante las décadas de 1940 y 1950, bajo el modelo de industrialización por sustitución de importaciones, el gobierno comenzó a establecer incrementos periódicos al salario mínimo buscando estimular el consumo interno y proteger el poder adquisitivo. En los años 70, la inflación y la crisis internacional de los precios del petróleo forzaron a una mayor intervención del Estado. El salario mínimo se transformó en un referente de negociación colectiva y ajustes anuales obligatorios.
Sin embargo, a partir de la crisis económica de los años ochenta y la aplicación de nuevas políticas neoliberales, se optó por un control estricto de los incrementos al salario mínimo. La apertura comercial y los tratados internacionales, como el TLCAN, contribuyeron a anclar el salario mínimo como instrumento para controlar la inflación y mantener la competitividad, sacrificando en ocasiones su función social.
En el siglo XXI, se observó una tendencia hacia la recuperación gradual, impulsada por demandas sociales y el reconocimiento internacional de la importancia de salarios dignos. Reformas recientes han buscado desvincularlo de otros indicadores económicos y enfocar los aumentos en la mejora real de la calidad de vida. La evolución del salario mínimo mexicano refleja la interacción entre factores locales, la economía global y la lucha por la justicia social. Para quienes deseen profundizar en cómo se determinan los salarios, puede resultar útil consultar recursos como ¿Cómo se determina el salario de un trabajador?, que analiza el proceso desde una perspectiva económica global.
Impactos sociales y económicos del salario mínimo
A mediados del siglo XX, el salario mínimo en México comenzó a consolidarse como un instrumento para mejorar las condiciones laborales y enfrentar la pobreza. La primera regulación surge en 1931, estableciendo un pago básico para proteger a trabajadores ante la explotación. En décadas posteriores, la autoridad laboral fue adaptando el monto y la periodicidad de los ajustes, vinculándolos a políticas de control de inflación y estabilidad económica. Durante los años cuarenta y cincuenta, el objetivo fue fortalecer el poder adquisitivo y fomentar el consumo interno, guiado por el modelo de sustitución de importaciones que imperaba en Latinoamérica.
Los años setenta trajeron consigo crisis económicas y alta inflación global, lo que llevó a que los incrementos del salario mínimo quedaran rezagados frente al aumento de precios. En los años ochenta, México transitó a una economía más abierta y enfrentó el fenómeno de la “estanflación”. En ese contexto, el gobierno utilizó el salario mínimo como ancla antiinflacionaria, de manera que sus aumentos fueron limitados durante un largo periodo. En la década de los noventa, la apertura comercial a través del TLCAN y reformas estructurales cambiaron la relación entre salario mínimo, mercado laboral y competitividad internacional.
A partir de 2016, México adoptó una política de recuperación salarial gradual para el salario mínimo. Este cambio estuvo influido, en parte, por comparaciones internacionales y recomendaciones de organismos multilaterales. Los aumentos recientes han buscado acortar la brecha respecto a otros países de la región y responder a las nuevas demandas sociales. Por tanto, la evolución del salario mínimo mexicano refleja no solo la historia económica del país, sino también el impacto de tendencias globales, como se explica en este análisis sobre los efectos de la inflación en la economía, así como ajustes a los cambios en la estructura productiva y las presiones internacionales.
Principales debates y posturas sobre el salario mínimo
El establecimiento del salario mínimo en México remonta a la década de 1930, durante un periodo de reconstrucción posterior a la Revolución Mexicana y en pleno auge de ideas sobre justicia social en la legislación laboral. Con la promulgación de la Constitución de 1917, México se convirtió en uno de los primeros países latinoamericanos en reconocer el derecho a un salario mínimo, aunque este no se implementó en términos prácticos hasta 1931, con la Ley Federal del Trabajo. Las primeras tarifas respondían principalmente a las necesidades básicas y variaban por regiones, reflejando una economía rural y desigual.
En los años siguientes, el salario mínimo fue adaptándose a los cambios económicos y sociales. Durante las décadas de 1940 y 1950, el crecimiento industrial del país, conocido como el “milagro mexicano”, generó presiones para uniformar y elevar los ingresos mínimos. Sin embargo, la inflación y la dependencia de políticas proteccionistas limitaron su verdadero poder adquisitivo.
En los años 80, la crisis de la deuda y la subsecuente apertura al libre comercio transformaron el contexto del salario mínimo. La política neoliberal redujo su relevancia como referencia de bienestar, pues recurrentes devaluaciones y políticas de contención salarial erosionaron el ingreso real de los trabajadores más vulnerables. A partir de los 2000, la globalización y la firma de tratados internacionales, como el TLCAN, motivaron nuevas discusiones sobre competitividad y empleo, insertando a México en debates internacionales sobre el salario digno y la equidad.
Los últimos años han visto reformas que buscan recuperar el valor real del salario mínimo, procurando alinearlo más con estándares internacionales. Estos cambios han ido de la mano con la observación de organismos como la OIT y el enfoque en mejorar la productividad y el bienestar. Para entender cómo operan estos mecanismos en el contexto global, resulta útil revisar temas sobre la importancia del comercio internacional para el crecimiento económico. La evolución del salario mínimo, por tanto, ha estado profundamente marcada tanto por prioridades internas cambiantes como por la influencia de las tendencias globales y acuerdos internacionales.
Desafíos actuales y perspectivas a futuro
La experiencia de México con el salario mínimo se remonta a la década de 1930. Tras la Revolución Mexicana y como resultado de las nuevas demandas sociales, la Constitución de 1917 estableció la obligación del Estado de proteger los derechos laborales, incluyendo la instauración de un salario mínimo suficiente para satisfacer las necesidades básicas de los trabajadores. Aunque este mandato constitucional fue pionero para su tiempo, la implementación efectiva de un salario mínimo llegó hasta 1931, con la Ley Federal del Trabajo. Inicialmente, el salario mínimo se fijaba de manera local, de acuerdo con las condiciones económicas regionales. Así, había una gran diversidad de salarios mínimos en territorio nacional.
Durante las décadas siguientes, cambios económicos y contextos internacionales influyeron en la política salarial. En los años cuarenta y cincuenta, ante el auge de la industrialización por sustitución de importaciones, el salario mínimo creció moderadamente, colaborando con la expansión del mercado interno. Sin embargo, desde los años ochenta, México enfrentó crisis inflacionarias y ajustes estructurales derivados de recomendaciones de organismos internacionales. Esto resultó en periodos donde el salario mínimo fue utilizado como ancla antiinflacionaria, perdiendo poder adquisitivo durante décadas.
El viraje llegó en los años recientes, cuando a partir de 2016 se crearon las zonas económicas únicas y posteriormente, en 2020, se simplificó a una zona general y otra fronteriza. El salario mínimo recuperó un papel más protagónico en las discusiones sobre desarrollo social, pobreza y desigualdad. En este proceso, las reformas reflejaron tanto los cambios económicos internos como la influencia de tendencias internacionales sobre derechos laborales.
La evolución del salario mínimo en México ha impactado el mercado laboral y las condiciones sociales, determinando el acceso a bienes y servicios esenciales. Para entender cómo se fija actualmente este ingreso y por qué varía a lo largo de la historia, resulta útil revisar recursos que explican cómo se determina el salario de un trabajador en la economía.
Conclusiones
El salario mínimo en México refleja una historia de lucha, ajustes y retos permanentes. Abordar su complejidad demanda acceso a información clara, didáctica y práctica. Profundizar en estos temas permite entender su función social y económica, y es clave para tomar decisiones informadas como ciudadanos y profesionales.

