La relación entre economía y felicidad ha sido objeto de debate durante décadas. Con frecuencia se piensa que el dinero puede darnos mayor bienestar, pero ¿es realmente así? Analizamos el papel del dinero en nuestra satisfacción personal, explorando factores sociales, psicológicos y económicos que influyen en la verdadera felicidad.
El dinero y las necesidades humanas
A medida que las personas aumentan sus ingresos, la capacidad de cubrir necesidades básicas como alimentación, vivienda segura, atención médica y educación se potencia. El dinero, en estas etapas, tiene un impacto directo y profundo en el bienestar: facilita la tranquilidad, mejora la salud y reduce la incertidumbre diaria. Por ejemplo, el cambio en la vida de una familia que pasa de vivir con un salario mínimo a alcanzar el nivel suficiente para cubrir la canasta básica es enorme. Esa mejora puede verse reflejada en una reducción significativa del estrés, acceso a mejores oportunidades y hasta en la esperanza de vida.
Sin embargo, diversas investigaciones en economía del bienestar han comprobado que esta relación no es lineal de manera indefinida. Existe un fenómeno conocido como la “curva de bienestar” o “curva de satisfacción marginal decreciente”. Según estudios recientes de universidades como Princeton y el MIT, el efecto positivo del dinero en la felicidad comienza a atenuarse cuando los ingresos superan cierto umbral, situado en torno a los 75.000 a 90.000 dólares anuales en muchos países desarrollados. Esta idea sostiene que, una vez cubiertas las necesidades esenciales y algunas aspiraciones, obtener más dinero tiene un efecto cada vez menor en la satisfacción subjetiva.
Un ejemplo cotidiano es el de quien, tras aumentar su salario, puede viajar de vacaciones o disfrutar de ciertos lujos. Estos placeres agregan bienestar, pero ese efecto se vuelve menos intenso con cada incremento sucesivo de ingresos. Entender este punto es fundamental para analizar decisiones de consumo, ahorro o inversión desde la perspectiva de la utilidad marginal, un concepto esencial en cursos de Introducción a la Economía. Este tipo de análisis permite entender, de manera simple y aplicada, cómo la economía estudia el bienestar y sus límites, más allá de los números.
Más allá del dinero: otros factores de felicidad
En la vida diaria, el dinero cumple un papel indiscutible al proveer acceso a vivienda, alimentación, salud o transporte. Sin embargo, la relación entre ingresos y bienestar no es ilimitada. La “curva de bienestar”, un término empleado en economía y psicología, ilustra cómo la felicidad suele aumentar de manera significativa mientras las necesidades básicas no están cubiertas, pero incrementos posteriores en la renta aportan cada vez menos satisfacción.
Por ejemplo, una familia que deja de preocuparse por el pago del alquiler o la compra de comida experimenta una mejora notable en su calidad de vida. El salto de ingresos que permite estas coberturas puede ser transformador. Sin embargo, más allá de un cierto nivel, por ejemplo, cuando los gastos esenciales ya no son fuente de estrés, sumar más dinero tiende a aportar placer solo de manera marginal. Un estudio publicado en 2023 por la Universidad de Pensilvania y Princeton comprobó que, en promedio, a partir de unos 75.000 a 100.000 dólares anuales, cada aumento en el ingreso tiene un efecto disminuido en la felicidad cotidiana.
Esto se percibe también en pequeñas decisiones. Comprar un electrodoméstico esencial puede dar una satisfacción notable, mientras reemplazarlo por uno más sofisticado genera entusiasmo menor. Así, la utilidad marginal del dinero disminuye. Comprender este fenómeno ayuda a interpretar comportamientos individuales y sociales, así como políticas económicas destinadas a la reducción de la pobreza o la mejora del bienestar general, temas centrales en cualquier introducción a la economía y a la teoría de la utilidad. Abordar estos conceptos fomenta una visión realista y práctica, alejada de la creencia de que el bienestar crece sin límites a la par de los ingresos. Esto será clave al explorar cómo los sesgos y percepciones humanas influyen en la relación entre dinero y felicidad.
Economía conductual y bienestar subjetivo
A lo largo de la historia, el dinero ha sido un medio fundamental para acceder a los recursos básicos: vivienda, alimentación, atención médica y educación. Sin embargo, la relación entre ingresos y bienestar no es infinita ni lineal. Diversos estudios en economía del bienestar señalan que existe una “curva de bienestar”, donde el dinero cumple un papel crucial en la satisfacción de necesidades esenciales, pero su efecto decrece a medida que se superan estos requerimientos.
Este fenómeno puede ilustrarse con un ejemplo cotidiano: una familia que vive bajo el umbral de la pobreza experimenta un marcado aumento en su bienestar cuando mejora sus ingresos y puede cubrir gastos como el alquiler, el transporte y la nutrición básica. Pero a partir de cierto punto, obtener ingresos adicionales tiende a generar un menor impacto emocional o psicológico. Datos recientes del World Happiness Report revelan que, en países de altos ingresos, el efecto de una subida salarial en la sensación de felicidad es mucho más reducido en comparación con contextos de bajos ingresos.
Esto se visualiza mediante la “ley de la utilidad marginal decreciente”, uno de los principios económicos básicos. Al principio, cada peso ganado adicional aporta mucha satisfacción porque ayuda a salir de la escasez. Pero una vez cubiertas las necesidades, nuevas sumas de dinero generan satisfacción marginal cada vez menor.
Entender este límite resulta fundamental. Permite valorar la diferencia entre aumentar ingresos para subsistir y buscar la felicidad en otros aspectos una vez alcanzada cierta seguridad. Es un reflejo de cómo la economía, no solo aborda la administración de recursos, sino que conecta directamente con el bienestar humano. Si te interesa profundizar sobre la utilidad y la maximización de la satisfacción, puedes consultar este artículo dedicado a la teoría de la utilidad. Esta perspectiva empodera para tomar mejores decisiones y será clave para orientar acciones prácticas en los siguientes capítulos.
Aplicando el conocimiento económico para una vida más feliz
A medida que las personas satisfacen sus necesidades básicas a través del dinero, como la alimentación, la vivienda y la atención médica, se observa un claro aumento en la satisfacción y el bienestar. No obstante, cuando los ingresos superan cierto umbral, el beneficio marginal que se obtiene de cada unidad monetaria adicional tiende a disminuir de forma notoria. Este fenómeno es conocido como la *curva de bienestar* o “curva de satisfacción marginal decreciente del ingreso”.
Imagina a alguien que vive con ingresos justos y consigue finalmente pagar su renta, acceder a servicios básicos y adquirir alimentos de calidad. La mejora en su calidad de vida es enorme. Ahora, piensa en una persona que ya tiene todas esas cuestiones cubiertas y recibe un aumento salarial de la misma magnitud. Es probable que la mejora en su bienestar subjetivo sea mucho menor.
Diversos estudios han demostrado que existe un umbral, dependiendo del país y del costo de vida, en el cual el aumento de ingresos deja de traducirse en mayor felicidad. Por ejemplo, investigaciones recientes de la Universidad de Purdue y Gallup encuentran que, a nivel mundial, el ingreso óptimo diario para el bienestar emocional ronda los 60 a 75 dólares (ajustado por poder adquisitivo). Más allá de este punto, los aumentos de salario apenas se reflejan en los niveles de satisfacción. Esta realidad ayuda a entender por qué en sociedades desarrolladas la felicidad promedio apenas crece, pese al incremento de riqueza.
Ejemplos cotidianos ilustran este principio: una persona de bajos ingresos al adquirir una heladera por primera vez mejora drásticamente su vida. Sin embargo, alguien con varias comodidades difícilmente experimente un salto semejante con un electrodoméstico nuevo. Comprender lo anterior resulta fundamental para quienes se inician en economía y desean entender, de forma aplicada, cómo el dinero cumple su función, pero también por qué su poder para comprar felicidad tiene límites concretos. La *teoría de la utilidad* y su explicación sobre el valor decreciente del dinero han sido ampliamente debatidas en textos introductorios, como puedes ver en este análisis sobre utilidad y satisfacción del consumidor.

Conclusiones
El dinero puede influir en la felicidad, especialmente al cubrir necesidades básicas y otorgar libertad. Sin embargo, el bienestar duradero proviene de factores como relaciones, propósito y calidad de vida. Aprovechar información y recursos confiables como los de Introducción a la Economía ayuda a tomar decisiones financieras acertadas y a mejorar el bienestar.

