El cambio climático es uno de los mayores desafíos para la economía peruana, afectando sectores clave como la agricultura, la pesca y el turismo. Comprender sus impactos económicos permite diseñar estrategias efectivas para mitigar daños y aprovechar oportunidades de adaptación, vitales para el bienestar de la población y el desarrollo sostenible del país.
Panorama actual del cambio climático en Perú
Perú, situado en la franja tropical de Sudamérica y atravesado por la Cordillera de los Andes, reúne una de las geografías más complejas y vulnerables ante el cambio climático. Su territorio abarca desde la selva amazónica hasta costas áridas y una extensa zona andina, conformando un mosaico ecológico diverso, en el que los cambios del clima afectan de manera desigual a sus regiones.
A lo largo de las últimas décadas, diversas estaciones meteorológicas y estudios de campo han documentado un aumento progresivo de la temperatura media. En zonas andinas, los termómetros han subido a un ritmo de entre 0.1 y 0.4°C por década. De forma paralela, la distribución y estacionalidad de las lluvias se ha alterado: mientras la Amazonía experimenta lluvias cada vez más irregulares, en la costa y los Andes se presentan sequías o eventos de precipitaciones extremas con mayor frecuencia.
Uno de los fenómenos más alarmantes es el acelerado retroceso de los glaciares tropicales andinos. Desde 1970, alrededor de la mitad de la superficie glaciar del país ha desaparecido. Las cuencas como la de Santa o Urubamba, vitales para el suministro hídrico de ciudades y campos agrícolas, dependen de estos glaciares. Su retroceso pone en riesgo tanto la generación de energía hidroeléctrica como el abastecimiento de agua potable y el riego de cultivos.
Estos cambios no solo modifican el paisaje natural; afectan profundamente las fuentes naturales en las que se fundamenta la economía nacional. La vulnerabilidad de Perú frente al cambio climático evidencia la íntima relación entre aspectos ambientales y económicos. Comprender esta conexión es fundamental para el análisis económico social, pues permite anticipar escenarios y fundamentos para la toma de decisiones responsables. Para quienes desean entender la economía desde una perspectiva aplicada, resulta clave considerar estos aspectos, ligados al propio funcionamiento de los mercados y la sostenibilidad, como se discute en recursos especializados como la economía y el medio ambiente: dilemas fundamentales.
Principales efectos económicos sectoriales
En el territorio peruano, las consecuencias del cambio climático se expresan de manera concreta sobre los sectores económicos estratégicos. La agricultura, por ejemplo, experimenta una marcada incertidumbre debido a la variabilidad en las lluvias. Zonas tradicionalmente productivas del altiplano o la costa han reportado periodos de sequía prolongados seguidos por lluvias intensas. Estos fenómenos alteran los calendarios agrícolas, afectan los rendimientos de cultivos claves y elevan los riesgos para pequeños productores. No solo se trata de una cuestión ambiental: el acceso al agua para riego se ha convertido en un factor determinante para el empleo rural y la estabilidad de los precios locales de alimentos.
En la pesca, otro componente fundamental de la economía peruana, la alteración de las corrientes marinas y el aumento de la temperatura superficial impactan la disponibilidad de especies comerciales. Esto influye tanto en las exportaciones como en la seguridad alimentaria de comunidades costeras. Además, la minería y la generación hidroeléctrica enfrentan desafíos crecientes por el retroceso glaciar, que compromete la oferta estacional de agua en la vertiente andina. La disminución en la recarga de ríos pone en cuestión la sostenibilidad de estos sectores a mediano plazo.
Evaluar estos impactos exige una mirada económica integral, que vaya más allá de la suma de pérdidas inmediatas. Es imprescindible comprender cómo la oferta y demanda de recursos naturales se reconfigura bajo presión climática, tal como se analiza en los conceptos de oferta y demanda. Esta perspectiva permite entender, por ejemplo, por qué sube el precio del agua o de ciertos alimentos cuando el clima se vuelve extremo, integrando variables ambientales al análisis de cualquier economía social. La interacción entre clima y economía debe ser parte central en la formación y decisión pública, pues la resiliencia del desarrollo en Perú depende de anticipar estos cambios y adaptar las políticas productivas en consecuencia.
Oportunidades y estrategias de adaptación
El territorio peruano es uno de los más diversos del planeta, abarcando costa árida, sierra andina y selva amazónica. Esta variedad, junto con su ubicación en el cinturón de fuego del Pacífico y la zona intertropical, convierte a Perú en un país especialmente vulnerable a los cambios climáticos globales. Fenómenos como El Niño-Oscilación del Sur presentan variaciones más marcadas que en décadas anteriores. Se ha registrado un aumento en la frecuencia e intensidad de eventos como lluvias extremas en la costa norte y sequías prolongadas en regiones amazónicas y andinas.
El alza de la temperatura media anual —cercana a 1°C en los últimos 50 años— ha intensificado la evaporación de cuerpos de agua y acelerado el derretimiento de glaciares. Según reportes del MINAM y la ANA, los glaciares andinos retrocedieron aproximadamente un 50% desde 1962. Este retroceso afecta directamente la disponibilidad de agua para uso humano, agrícola y para la producción eléctrica, ya que muchas ciudades y centros productivos dependen de los deshielos estacionales. Incluso, la estabilidad de suelos y la biodiversidad amazónica han sido impactadas por la alteración de lluvias y temperaturas.
Estos cambios repercuten sobre fuentes naturales esenciales para la economía y el bienestar de la sociedad peruana, desde la seguridad alimentaria hasta la estabilidad energética. Por ello, se torna crucial analizar la estrecha relación entre clima y economía. Quienes estudian economía social encuentran aquí un laboratorio único: entender cómo recursos tan cruciales como el agua y los suelos varían ante el clima permite dimensionar externalidades, bienes comunes y fallas del mercado. Una explicación adicional sobre cómo estos bienes se gestionan en la economía peruana puede encontrarse en el análisis de bienes comunes y su impacto, donde se aborda el desafío de garantizar el acceso sostenible ante escenarios inciertos y cambiantes.
Recomendaciones y acciones futuras para un Perú resiliente
A través de su extenso litoral, desierto costero, valles agrícolas y cordillera andina, Perú exhibe una diversidad ecológica sin parangón en Sudamérica. Sin embargo, esta riqueza natural convive con una notable vulnerabilidad ante el cambio climático. El país se ubica en una zona propensa a eventos extremos de El Niño, terremotos y deslizamientos, lo que amplifica la exposición de sus ecosistemas y poblaciones. En las últimas décadas, las estadísticas climáticas nacionales y regionales confirman un aumento sostenido de la temperatura promedio, sobre todo en la sierra, y cambios evidentes en los patrones de las lluvias. Regiones que antes contaban con temporadas de lluvias estables experimentan ahora sequías persistentes, así como precipitaciones más erráticas e intensas, lo que incide en la disponibilidad de agua para riego y consumo humano.
Un fenómeno especialmente visible es el retroceso acelerado de los glaciares andinos. Estudios recientes muestran que se ha perdido alrededor del 50% de la superficie glaciar desde 1962, poniendo en riesgo la provisión de agua para ciudades y campos. La disminución del caudal de los ríos afecta la agricultura, la producción energética y el acceso a agua potable en zonas rurales y urbanas. Estos impactos, lejos de ser aislados, demuestran cómo el entorno natural condiciona la oferta de recursos y la dinámica socieconómica.
Comprender la relación entre clima y economía resulta indispensable para los estudiantes de economía social. Así, analizar la asignación y el valor de recursos sometidos a incertidumbre refuerza la relevancia de los principios básicos de la economía para abordar problemas presentes y futuros. Además, invita a vincular la evidencia climática a los marcos de análisis económico para proponer soluciones eficaces y sostenibles desde la etapa de formación académica.
Conclusiones
El cambio climático representa una amenaza significativa para la economía peruana, pero también una oportunidad para innovar y adaptarse. Promover el aprendizaje práctico en economía y la adopción de estrategias basadas en evidencia dará a las personas y empresas las herramientas necesarias para superar estos retos, construir resiliencia y asegurar un desarrollo sostenible para Perú.

