La economía mexicana enfrenta uno de sus mayores retos: la persistente informalidad laboral. Millones de trabajadores operan fuera del marco legal, limitando su acceso a derechos y estabilidad. Analizar las causas, cifras actuales y consecuencias es fundamental para entender su impacto en el bienestar social y económico del país.
Panorama actual de la informalidad laboral en México
Actualmente, la informalidad laboral representa uno de los desafíos más importantes para el mercado de trabajo mexicano. De acuerdo con cifras del INEGI, al cierre de 2023 aproximadamente el 55% de la población ocupada trabajaba en condiciones de informalidad, lo que equivale a más de 32 millones de personas. La Organización Internacional del Trabajo también destaca que México se mantiene entre los países de América Latina con mayor incidencia de empleo informal.
Esta problemática no se distribuye de forma homogénea en todo el país. Los estados del sur, como Oaxaca y Guerrero, reportan tasas superiores al 70%, mientras que en el norte, Nuevo León y Coahuila presentan cifras cercanas al 35%. Las zonas urbanas concentran más empleo formal, pero incluso en ciudades principales como Ciudad de México la informalidad sigue siendo significativa. Por sectores, el comercio minorista, la agricultura, la construcción y los servicios personales son los más afectados, donde predominan actividades no registradas ante el sistema de seguridad social.
El fenómeno se agrava para ciertos grupos demográficos. Por ejemplo, el 60% de los jóvenes de entre 15 y 24 años laboran sin acceso a servicios de salud o prestaciones sociales. Entre las mujeres, la informalidad alcanza el 58%, especialmente en el trabajo doméstico y actividades de autoempleo. En el caso de adultos mayores, cerca del 70% continúa trabajando en el sector informal por falta de pensión suficiente.
Muchos mexicanos optan por la informalidad ante la falta de opciones estables en el empleo formal, cuya rigidez contractual y baja cobertura de seguridad social limita las oportunidades. Un ejemplo ilustrativo es el de los trabajadores ambulantes en calles de la Ciudad de México, quienes encuentran en la venta informal una fuente inmediata de ingreso, aunque sin derechos laborales. Para comprender mejor el contexto laboral mexicano y su funcionamiento, puede ser útil revisar temas como los tipos de empleo, desempleo y sus causas.
Por su alto impacto, la informalidad laboral limita la movilidad social y el desarrollo económico sostenible, acentuando problemas de desigualdad y pobreza.
Principales causas de la informalidad laboral
Actualmente, la informalidad laboral en México representa uno de los principales retos para la economía nacional, afectando tanto la estructura productiva como el bienestar social. De acuerdo con datos del INEGI, en el tercer trimestre de 2023 la tasa de informalidad laboral alcanzó alrededor del 55%, lo que equivale a más de 32 millones de personas. Esta cifra posiciona a México por encima del promedio latinoamericano, según informes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La distribución geográfica de la informalidad muestra claras brechas entre estados. Regiones como Oaxaca, Guerrero y Chiapas registran tasas superiores al 70%, mientras en Nuevo León y Coahuila se ubican por debajo del 40%. Este reparto está vinculado a las condiciones económicas locales y al nivel de desarrollo de los mercados laborales formales.
El fenómeno también varía según sectores económicos: el comercio ambulante, la agricultura, la construcción y los servicios domésticos concentran la mayor parte del empleo informal. Por ejemplo, se estima que el 85% de quienes trabajan en el campo operan fuera del marco legal laboral, sin prestaciones ni seguridad social.
En términos demográficos, la informalidad golpea con particular fuerza a jóvenes –el 64% de quienes tienen entre 15 y 24 años ocupados lo hace en condiciones informales–, mujeres, especialmente en labores del hogar y servicios personales, y adultos mayores que se ven obligados a trabajar sin acceso a pensión o protección laboral.
Las principales limitaciones del empleo formal en México incluyen requisitos burocráticos complejos, altos costos de contratación para pymes y mercados rígidos que dificultan la transición a empleos registrados. Estos factores perpetúan la informalidad e impiden el acceso de millones de personas a derechos y seguridad social, como lo explora en profundidad el análisis sobre brechas en el mercado laboral mexicano.
Infografía sugerida a crear con DallE3: Un mapa de México mostrando las tasas de informalidad laboral por estado, acompañado de iconos que representen los sectores económicos más afectados (comercio, agricultura, servicios).
Consecuencias económicas y sociales de la informalidad
Las cifras más recientes del INEGI muestran que, en 2023, la tasa de informalidad laboral en México alcanzó el 55.1% de la población ocupada, lo que representa casi 32 millones de personas. Este fenómeno se distribuye de manera desigual a lo largo del territorio. Entidades como Oaxaca, Guerrero y Chiapas presentan niveles que superan el 70%, mientras estados como Nuevo León, Coahuila y la Ciudad de México poseen tasas más bajas, aunque significativas. Esta dispersión responde en parte a las diferencias en el desarrollo económico regional, la infraestructura y la presencia de actividades agropecuarias.
La informalidad está concentrada en sectores de bajo valor agregado. El comercio ambulante, la construcción, el trabajo doméstico y la agricultura son especialmente vulnerables. De hecho, el sector servicios capta casi el 44% de los trabajadores informales. Según organismos como la OIT, las condiciones laborales en estos sectores suelen implicar salarios inciertos, nulo acceso a prestaciones sociales y escasa protección legal.
Distintas demografías experimentan impactos diferenciados. Un ejemplo son los jóvenes de entre 15 y 29 años, donde hasta el 60% ingresa al mercado laboral sin contrato ni acceso a seguridad social. Las mujeres representan el 51% de la fuerza laboral informal; en particular, muchas trabajan en el hogar o ventas ambulantes, enfrentando además múltiples brechas de género. Para los adultos mayores, la informalidad a menudo constituye la única opción ante la carencia de pensiones contributivas, perpetuando su vulnerabilidad económica.
El empleo formal, por su parte, enfrenta limitaciones estructurales: bajo dinamismo de generación de puestos, salarios poco competitivos y obstáculos administrativos. Todo esto obliga a millones a buscar alternativas fuera del marco regulado. Para profundizar sobre el funcionamiento del mercado laboral, el análisis en Mercado laboral y el desempleo: tipos y causas ofrece herramientas útiles para comprender estos desafíos.
Infografía:

Retos, políticas y soluciones ante la informalidad laboral
Las cifras más recientes del INEGI muestran que, en 2023, la informalidad laboral en México afectaba al 55.1% de la población ocupada, equivalente a más de 32 millones de personas. Esta situación varía ampliamente según la región: entidades del sur, como Oaxaca y Chiapas, superan tasas del 70%, mientras que estados del norte como Nuevo León y Chihuahua presentan cifras cercanas al 37%. De acuerdo con la OIT, el promedio regional de América Latina es inferior, lo que coloca a México entre los países con mayores retos estructurales en el empleo informal.
La concentración de la informalidad se da principalmente en los sectores de comercio y servicios, donde pequeñas unidades de producción y empleo doméstico predominan sin acceso a prestaciones o seguridad social. Ejemplo de ello es la venta ambulante en grandes ciudades, donde miles de personas, en su mayoría mujeres, dependen de la informalidad para sostener a sus familias, o la agricultura de subsistencia en zonas rurales.
Distintas demografías presentan vulnerabilidades acentuadas. Los jóvenes menores de 29 años se ven forzados con frecuencia a empleos informales debido a la escasez de opciones en el mercado formal, enfrentando empleos de baja calidad. Las mujeres representan alrededor del 55% de la fuerza laboral informal, especialmente concentradas en el trabajo doméstico no remunerado o servicios personales. Los adultos mayores, muchas veces excluidos de empleos formales por su edad, encuentran en la informalidad una válvula para subsistir, aunque carecen de jubilación o protección médica.
El empleo formal en México se ve limitado por la rigidez del mercado, las barreras de acceso a la seguridad social y la compleja tramitología. Estos factores dificultan el tránsito de trabajadores hacia la formalidad, promoviendo brechas sociales persistentes. Comprender cómo los mercados laborales operan y los mecanismos de exclusión resulta fundamental; conceptos básicos explicados en recursos como cómo funciona el mercado laboral y el desempleo ayudan a dimensionar la magnitud y causas de este fenómeno en el país.

Conclusiones
La informalidad laboral en México es una consecuencia de factores estructurales y económicos profundos. Sus efectos impactan la vida de millones de personas y el desarrollo del país. Incrementar la comprensión de la economía y promover soluciones innovadoras, como la educación práctica y accesible, es esencial para avanzar hacia un mercado laboral más justo y formalizado.

